El presidente del
Tribunal de Cuentas portugués afirma que por cada euro que gasta, hace ahorrar
nueve a los contribuyentes
Guilherme
d’Oliveira Martins, de 60 años, ha sido diputado y ministro con varios
Gobiernos socialistas. Con el Gobierno conservador, es presidente del Tribunal
de Cuentas portugués, una institución que, según él, por cada euro que gasta,
hace ahorrar nueve a los contribuyentes. Es independiente, respetado en Portugal y
su nombre ha sonado como hipotético (aunque improbable) presidente de un
Gobierno de coalición.
Respuesta. El
país tuvo momentos difíciles y siempre consiguió superarlos. Yo hice un trabajo
sobre la historia de las finanzas en Portugal y le aseguro que hubo momentos
más difíciles.
R. El
país está cumpliendo sus compromisos con la troika. No estamos al final del
túnel pero sí más cerca. Pero esta crisis no la supera un país solo. Fue
crucial la actuación del BCE y Draghi.
P. Pero
esto no se refleja en la economía de la calle. ¿Es conveniente aún la austeridad?
R. La
austeridad no es un fin en sí mismo. La austeridad es
instrumental y yo prefiero un Estado sobrio, que debe ser permanente. No vivir
por encima de los recursos que tenemos es una de las lecciones de esta crisis.
Pero la austeridad no debe llevar el retroceso de la calidad de los servicios
públicos. Desde 1974, Portugal ha avanzado mucho y no podemos retroceder. Tras
superar esta etapa de austeridad, debemos apostar fuertemente en inversión para
crear empleo. Pero una inversión que tenga efectos europeos y no solo efectos
nacionales.
R. El
Tribunal de Cuentas asegura que hay tres campos en los que es esencial que no
haya retroceso: sanidad, educación y la cobertura de Seguridad Social.
R. Pues
ahí no se pueden hacer recortes a ciegas. Recuerdo un gráfico que salió hace
poco en EL PAÍS donde se aseguraba que Portugal tenía el costo más bajo por
paciente y una de las mayores calidades por servicio.
P. ¿Cómo
se llegó a esta crisis?
R. Por
la ilusión del desarrollo a corto plazo. Esta ilusión llevó, por ejemplo, a que
los países más desarrollados de Europa presionaran a los menos para utilizar
rápidamente los Fondos de Cohesión, sin vistas al largo plazo y al desarrollo
productivo. No hay países buenos y países malos.
P. ¿Ve
riesgo de estallido social por los recortes?
R. Es
indispensable que las instituciones estén más atentas a los ciudadanos y a sus
problemas cotidianos. Esto no quiere decir que se consulte a la ciudadanía a
cada paso, cosa que ahora, con los teléfonos móviles, se podría hacer. Eso
sería sustituir las instituciones por la tiranía del número. Tenemos que crear
instrumentos nuevos de participación, como, por ejemplo, los presupuestos
participativos en el área local.
P. La
corrupción también solivianta a la población…
R. La
indignación no basta. Hace falta más transparencia, que los ciudadanos sepan
adónde van sus euros. Una administración moderna debe ser una institución
transparente, informada y que dé voz a los ciudadanos, donde no haya favores,
porque la corrupción empieza en un favor y acaba en un crimen.
P. ¿Cuándo
saldremos?
R. Tenemos
condiciones para comenzar a salir. 2013 va ser crucial para dar signos. Pero no
saldremos si persistimos en el egoísmo y en la fragmentación.
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