quarta-feira, 1 de dezembro de 2004

ORDEN DE REGISTRO

¿Qué buscan en mi casa
estos señores?

¿Qué hace ese oficial
leyendo la hoja de papel
en la que he escreito
las palabras "ambición", "liviana" y "Quebradiza"?

¿Qué barrunto de conspiración
le anuncia la foto sin dedicatoria
de mi padre en guayabera (lacito negro)
en los predios del Capitolio Nacional?

¿Cómo interpreta mis certificados de divorcio?

¿Adonde lo llevarán sus técnicas de acoso
cuando lea las décimas
y descubra las heridas de guerra
de mi bisabuelo?

Ocho policías
revisan los textos y dibujos de mis hijas,
se infiltran en mis redes afectivas
y quieren saber dónde duerme Andreíta
y qué tiene que ver su asma
con mis carpetas.

Quieren el código de un mensaje de Zucu
en la parte superior
de un texto críptico (aquí una leve sonrisa triunfal
del camarada):
"Castillos con caja de música. No dejo salir
al niño con el Coco. Yeni."

Vino un especialista en intersticios,
un crítico literario con rango de cabo interino
que auscultó a punta de pistola
los lomos de los libros de poesía.

Ocho policías
en mi casa
con una orden de registro,
una operación limpia, una victoria plena
de la vanguardia del proletariado
que confiscó mi máquina Cónsul,
ciento curante y dos páginas en blaco
y una papelería triste y personal
que era lo más perecedero
que tenía ese verano.

Raúl Rivero

(Recogido de la revista "letras Libres" Julio 2003)

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